A pesar de no haber tenido jamás ningún cómic de Deadpool (o Masacre, por citar su nombre en español) en las manos ya tenía el placer de conocer desde hace bastantes años a uno de los personajes de Marvel más gamberros y carismáticos gracias a la magia de Internet. Sus métodos poco ortodoxos, su locura hilarante y el sufrimiento que le ocasiona su aspecto son de las cosas que más me llamaron la atención de este personaje, por lo que tenía ganas de ver la película que se estrenó en los cines el pasado 12 de febrero.
Tras soportar durante meses masiva publicidad sobre el film - uso este término porque sin duda es lo que hemos hecho, para bien y para mal - llegó el momento de visionarla para dar finalmente una opinión. Krower y yo teníamos bastantes ganas.