25 de abril de 2022

Indiana Jones FOA: El cuaderno de Indy (I) - Sobre la Atlántida, los Diálogos de Platón y el orichalcum

 

XX Mayo 1939 - Camino de Nueva York

Vuelta a las andadas, amigo mío. 

En esta ocasión voy en busca de respuestas para una serie de incógnitas que han surgido cuando llegó, hasta mis manos, una misteriosa estatuilla astada de un estilo que nunca antes había visto.  

Toda ha comenzado cuando un hombre alto con acento alemán, que se hacía llamar Sr. Smith vino al Barnett College buscando asesoramiento sobre una pieza extraña que tenía en su poder. Tras una entrevista con Marcus Brody éste acudió a mi despacho, acompañado del Sr. Smith, comentándome algo sobre un ídolo con cuernos y que si yo sabía dónde podían haberla metido los chicos del departamento de catalogación. Brody estaba seguro que esa figura se correspondía con la pieza que traía el Sr. Smith pero, para variar, había olvidado dónde se había depositado. El Barnett College cuenta con una gran colección de artefactos antiguos, algunos mejor almacenados que otros, debo decir: sabiendo que mi buen amigo Brody es un desastre para encontrar cosas me ofrecí a buscarla por él. 

Tras ciertos percances conseguí dar con la misteriosa talla y con ella en mi poder, me dispuse a regresar. Curiosamente la pieza que traía el Sr. Smith, que era muy similar a una tapa, encajaba perfectamente con la base del ídolo. Usando la tapa como si de una llave se tratara conseguí que la estatua nos obsequiara ¡con una cuenta de metal brillante! Al instante supe que teníamos algo importante entre manos; no sabía ubicar la estatuilla, pero cualquiera con dos dedos de frente vería que era realmente antigua.

Sin embargo este Sr. Smith no me transmitía buenas vibraciones de modo que lancé un farol, alegando que a pesar de lo visto, no creía en la autenticidad de la figura. Al momento sacó una pistola y nos encañonó tanto a Brody como a mí... a pesar de que intenté detenerle, consiguió escapar con la estatua. Al menos dejó atrás su abrigo, pues conseguí asirle en el momento de nuestro forcejeo.

En sus bolsillos encontramos su pasaporte que le identificaba como una especie de agente del Tercer Reich y un un viejo ejemplar del National Archaelogy, donde salía mi foto junto con la de una antigua colega, Sophia Hapgood: una joven proveniente de una rica familia de Boston que estudiaba arqueología para rebelarse contra sus imposiciones.  El artículo hacía referencia a la Expedición Jastro, mi primer trabajo como supervisor, que fue allá por 1929 en Islandia.  El nombre de Sophia venía marcado en color rojo con una flecha apuntando a su fotografía...


¿Qué querría un agente del Tercer Reich de alguien como Hapgood? Lo que sabía de ella es que había dejado finalmente la arqueología para convertirse en medium y que la noche siguiente daba una conferencia en la ciudad de Nueva York. 

¿Y la estatua? ¿Dónde encajaba?

Ni a Brody ni a mi nos dio buena espina todo este asunto.

Islandia, la figura astada, Hapgood... todo estaba relacionado de alguna manera. Tenía las piezas del rompecabezas pero sentía que no las suficientes para montarlo. Debía buscar respuestas.

Decidí pues que debía localizar a Sophia antes que los nazis...

Es hora de moverse.

XX Mayo  1939 - Rumbo a Islandia

2706 millas separan Nueva York de Reikiavik. Eso me da un margen para poner por escrito algunos de los últimos descubrimientos, noticias y reflexiones.

Conseguí dar con Sophia Hapgood en Nueva York, aunque tuve que hacer una entrada un tanto clandestina para acceder al teatro donde daba su conferencia. 

Una vez en su despacho, lo encontramos todo revuelto: alguien lo había registrado a conciencia y yo creía saber quién era. Salí a toda prisa por si estaba a tiempo de pillar a Kerner, pero fue en vano. Sophia cree saber por qué los nazis están tan interesados en el mito de la ciudad perdida: a pesar de que los alemanes se proclamaron recientemente los primeros en separar el uranio, como el proceso puede ser demasiado lento para la guerra, están buscando el poder de la Atlántida. Por eso Sophia cree que eso es lo que estaba buscando Kerner en su despacho: alguna pista que le condujera hasta su ubicación.

Aproveché a sostener con ella aquella conversación que quedó pendiente hacía 10 años: la acusé de robar piezas de mi expedición y venderlas en el mercado negro. ¡Artefactos que nunca ha visto la arqueología! En su actitud altanera, mantenida intacta en todo este tiempo, admitió haberlo hecho y no arrepentirse. Confesó incluso haberse guardado algunas piezas para sí, como el collar que lucía en el cuello. Asegura no quitárselo jamás; parece tener una alta apreciación a esa reliquia si bien debo admitir que, gracias a ello, Kerner nunca lo encontró.

Me demostró que, usando una cuenta idéntica a la que encontré en la estatua astada, a la que ella llamó "orichalcum", Nur-Ab-Sal es más real de lo que podía esperar. Y como si éste hubiera estado escuchando toda nuestra conversación - aunque sospecho todo era una triquiñuela de Sophia- nos dijo que, para saber dónde se encontraba la Atlántida, teníamos que encontrar el Diálogo Perdido de Platón. ¡Otro mito! Es un libro que no está en ninguna biblioteca conocida más que nada porque no existe. Según ella, los supervivientes de la Atlántida navegaron hasta Islandia tras la gran catástrofe: un puerto en una tormenta.

De modo que para buscar alguna pista que nos condujera al Diálogo Perdido, debíamos empezar por el inicio de todo: Islandia. 

Procederé ahora plasmar mis reflexiones al respecto, contrastando mi propio criterio, conocimiento y experiencia con el de Sophia. 

Ella señalaba esto en su exposición:

La Atlántida. Tal y como habría sido en su apogeo: gloriosa, próspera, social y técnicamente avanzada. ¡Más allá de nuestros sueños! Hace 5.000 años, cuando el hombre aún iba cubierto con pieles, los espíritus de la Atlántida osaron levantar una ciudad donde el saber y el poder convivían juntos. Siglos después, el famoso Platón escribió sobre ella y la situó en un continente sumergido en el océano, y describió cómo fue dividida en 3 partes circulares.


¿Qué le pasó a esta ciudad? Quizá nunca lo sepamos. ¿Fue debido a la lenta subida del nivel del mar? ¿O a que la tierra se abrió de pronto? Pasara lo que pasara, el pánico se adueñó de los atlantes el día en que la orgullosa Atlántida se hundió bajo las aguas. O quizá fuera una erupción volcánica y aún queden restos de ella.

En ciertas cuestiones, el Gran Espíritu que guía mis pensamientos, el todo poderoso Nur-Ab-Sal, está en silencio.

De acuerdo, vayamos por partes.


PLATÓN, cuyo nombre auténtico era Aristocles por cierto, escribió una notable cantidad de obras bajo la forma literaria de diálogos y cartas. Pero los que nos interesan especialmente son los de su tercera etapa (vejez) porque son en dos de ellos en los que que aparece mencionada la Atlántida. Me refiero a: Timeo y Critias.

Hasta ahora sólo se conocía la existencia de los dos primeros pero, del tercero... en fin, es el que ese supuesto espíritu nos ha pedido buscar. No hay pruebas que demuestren que exista como tal, pues hasta donde yo tengo entendido, son sólo los dos mencionados. ¿Quiere decir esto que NUNCA existió? No necesariamente. Me hace recordar que hay muchísimas obras que jamás vimos porque ardieron en el 48 a.C  en la famosísima biblioteca de Alejandría. Pero eso no impediría que algún otro autor, con el paso de los años, estudiara o hiciera algún trabajo mencionando esta obra en concreto antes de su supuesta destrucción o pérdida, tal y como ha pasado con otras tantas de Platón, pero no ha sido el caso. 

Además, y por último, teniendo en cuenta que Critias jamás fue terminado, es muy probable que Platón jamás comenzara a escribir su continuación.

Estas podrían ser muy buenas razones para suponer que este diálogo nunca existiera.

En cualquier caso decir que en estos escritos, tal como su nombre indica, vemos conversaciones e intercambio de ideas entre diferentes personajes. Poco más puedo añadir sobre Platón o Sócrates, maestro de éste, que no se sepa más,  pero hay otros:


  • Timeo, escrito allá por el 360 a.C. es uno de los diálogos más importantes de su autor y toma nombre de un ilustre político de la tradición pitagórica. En él se exploran conceptos tan científicos como el origen del universo, la estructura de la materia o la naturaleza del ser humano. Pero también se menciona la Atlántida, inmersa en un conflicto bélico contra Atenas.
  • Critias, es una continuación del anterior y de La República, pero quedó inconcluso por su autor. Toma nombre del abuelo de Platón y se divide en tres partes:
    • 1ª -- donde se hace una presentación e introducción del personaje de Critias.
    • 2ª -- donde se hace una descripción del orden político de la antigua Atenas.
    • 3ª -- donde se hace una descripción geográfica y político-militar de la Atlántida, que es en la que me voy a centrar.

Así pues en Critias se hace una descripción tan detallada y verosímil de Atlantis que ésta es la razón por la cual muchos creen, entre los que incluyo a Sophia, que existió realmente y la ubican en emplazamientos que abarcan casi la totalidad del planeta. Sin embargo el diálogo jamás fue terminado y su exposición se interrumpe de manera abrupta (de ahí mis dudas sobre la existencia del Diálogo Perdido, como ya he explicado antes)


Hay que tener en cuenta que la única fuente de este mito que existe es el mismo Platón (todos los demás escritos sobre el tema hacen referencia a él), englobado en una corriente de estados ideales o sociedades perfectas u utópicas como las que muestra en otras de sus obras, La República y Las Leyes.

Sin embargo no sería hasta el S. XVI que Tomás Moro le daría nombre a este tipo de idealización: UTOPÍA. 

Dejo para más adelante el elaborar un resumen de Critias.

Una cuenta de cobre... un metal que brilla como el fuego...


En cuanto al ORICHALCUM, o también conocido como oricalco... su nombre mismo da descripción de su aspecto y naturaleza: "cobre de montaña". Según las notas de Platón en Critias, era muy importante para los atlantes y se extraía en muchos lugares de la isla (Atlántida) 

Sus apuntes lo clasifican como "metal"; tal cual. Sin embargo supongo que dado que no figura como tal en la tabla periódica, algunos expertos han dado sus propias teorías:

  • Algunos piensan que se trataba, sin más, de ÁMBAR, que era exportado desde Jutlandia hasta el Mediterráneo junto con otros recursos de interés, allá por la Edad de Bronce (S. XII - X a.C) - Aquí me planteo el significado del ámbar para los antiguos griegos, pues aunque estaba muy presente en otras culturas, ésta es la que nos interesa dado el caso: pues bien, ellos creían que poseía propiedades místicas o mágicas, y por tanto se utilizaba como talismán o amuleto, sobre todo hacia las batallas, pues pensaban que daba buena suerte ("portadora de la victoria"). También se han documentado amuletos para la fertilidad y tallas que representaban mitos y leyendas.
    Sin embargo hay que tener en cuenta que el ámbar no es un metal si no resina fosilizada de origen vegetal: no es extraño encontrar en su interior insectos o plantas. 
    Dado lo expuesto, me inclino a descartar esta hipótesis.
  • Otros sostienen que se trata realmente de una aleación de varios metales, en concreto: cobre, zinc y plomo, conocido como latón dorado, muy utilizado para ritos religiosos dedicados a diferentes dioses griegos, como puede ser Poseidón que, casualmente, está muy ligado al origen de la Atlántida, tal y como describe Critias.

El misterioso metal... no puedo evitar darle vueltas mientras sostengo en mi mano la cuenta que dejó atrás Kerner en mi despacho. En sí no es una prueba física e indiscutible que demuestre la existencia de la Atlántida por lo que menciono antes...

Espero despejar poco a poco todas estas incógnitas una vez pisemos suelo islandés. 


>> PARTE 2


 

Añadir, fuera del trasfondo del Diario de Indy, que hace unos años (2015) un grupo de buceadores hallaron, en la costa sur de Sicilia, un barco hundido allá por el S.VI a.C que transportaba, entre otras cosas, unos 40 lingotes del metal llamado oricalco. Tras someterle a varias pruebas, se ha confirmado que corresponde a una aleación de:

  • Cobre (75-80%)
  • Zinc (15-20%)
  • Otros: níquel, plomo y hierro (% muy pequeños)  

El barco procedía seguramente de Grecia o de Asia Menor pero se desconoce dónde se fabricaron esos lingotes.


No lo incluyo en las notas de Indy porque, obviamente, es imposible que pudieran usar esta información para el juego.

3 comentarios:

  1. Claro, es en base al juego, diálogos, lo que se ve, lo que tú deduces... juntándolo con conocimientos y demás obtenido de leer en libros o revistas y navegar por la web, sobre los temas en concreto.

    Platón indica que es un metal, no da detalles si es aleación o no. Pero vamos jeje

    ¡Un saludo!

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  2. Qué alegría encontrar esta página. Aquí estoy como vosotros, redescubriendo la Atlántida en 2022, en los 90 disfrutaba este juego (¡varias veces!) con mi padre, ahora con mi hijo... que no para de interrogarme por la Atlántida.
    Excelente blog!

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    1. Muchas gracias ^^ Me gustaría continuar en breves esta serie de entradas, aún me queda mucho por subir ^^ Yo también compartí este juego con mi padre, son buenos recuerdos.

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