31 de marzo de 2017

[Reseña] American Psycho - Bret Easton Ellis

(Pongo imágenes de la peli porque no hay otra cosa)

Cuando era más joven  medio-vi una película de lo más rara donde el único recuerdo que tengo es la escena de una chica desnuda corriendo por un pasillo oscuro aporreando las puertas de las viviendas pidiendo auxilio. Nadie le respondía. ¿Es posible que aparte de sus gritos se oyeran unas risas? En cualquier caso la chica comenzaba a bajar unas escaleras y, cuando pensabas que estaba a salvo de su perseguidor, que resulta que era tipo musculoso cubierto de sangre armado con una motosierra, éste arrojaba el armatoste por el hueco de la escalera y  acertaba de lleno empalando a la chica, en una orgía de sangre, justo delante de la puerta de salida mientras reía -o berreaba, no sé- sin parar...

La peli era American Psycho (2000) protagonizada por Christian Bale, un actor que despierta en mí sentimientos contradictorios, porque por un lado me parece que está bueno pero por otro me echa para atrás algo de su aspecto que se me antoja desagradable... creo, pues, que quien le seleccionó para interpretar a Patrick Bateman dio en el clavo.


¡SPOILERS!


No sé si veré la peli porque tras leerme el libro creo que he tenido más que suficiente. American Psycho está narrado en primera persona por su protagonista, como ya he citado arriba, Patrick "Pat" Bateman, de 26 años, que trabaja como vicepresidente en el departamento de fusiones y adquisiciones de Pierce & Pierce. Es un tío apuesto (a menudo le preguntan si es actor o modelo), inteligente, si bien un tanto frío.
A lo largo de la novela Bateman cuenta sus andanzas por Nueva York, dejando totalmente de lado su trabajo (tanto, que parece que el muy "hijoputa", término que él mismo usa mucho, no curra en absoluto y sólo se pasa para hacer el bulto) y centrándose exclusivamente en su tiempo de ocio que invierte sobre todo en hacer ejercicio, salir por ahí con colegas de cenas por restaurantes caros y clubs nocturnos, siempre echando ojeada a las chicas (o a "las tías buenas", como dice).


Que no os engañe su aspecto estirado, trajeado e impecable. El tío es un puto obseso de la ropa de marca (me pegaba un tiro al principio cuando se pone a enumerar y a describir cuidadosamente las prendas y marcas de todos y cada uno de los personajes que están con él), el lucir bien (menuda rutina que tiene de ejercicios por no decir la de potingues que se echa para la piel, el pelo y la cara), de la música y la tecnología. Machista, racista, clasista, violento, narcisista, cocainómano y amante del sexo duro... ¡ah! No olvidar que también es un asesino en serie que disfruta torturando a sus víctimas, mayoritariamente, mujeres e indigentes.

Y es que Bateman por dentro está podrido y vacío; la vida para él y, por extensión, la gente que le rodea es objeto de desprecio, algo que le hace sufrir, por lo que se desahoga mutilando, acuchillando, destripando... devorando a sus víctimas, actos que describe sin tapujos con todo lujo de detalles, por lo que no es apto para sensibles. Su evolución a lo largo de la novela no es otra que un descenso en espiral hacia la locura absoluta, una degeneración que le hace describirse así mismo como una víctima más del sistema cuyos puntos álgidos son el practicar el canibalismo o el sentirse sexualmente satisfecho sólo mientras comete sus crímenes.

Dejando de lado lo que es la historia en sí American Psyco es realmente una crítica social enfocada a lo que es la figura del yuppie de los años 80, término que designa un estereotipo del típico joven ejecutivo muy común en EEUU. Bateman es la personificación del mismo yuppie en lo que a su faceta superficial se refiere, con su pelo engominado peinado hacia atrás y sus gustos. 
Ellis nos deja más que claro en sus líneas el tipo de calaña a la que quedan reducidos aquellos acostumbrados a un alto nivel de vida, superficiales y arrogantes, porque engloba a todo lo que es el mundo por el que se mueve el yuppie. Que Bateman sea un psicópata es sólo una metáfora de la manera de ver el mundo a través de los ojos de esta clase social.


Admito que en ciertos puntos se me ha hecho pesado de leer, sobre todo cuando el plasta se lía a divagar con la dichosa ropa o tras dedicar páginas enteras a hablar de la trayectoria de sus grupos musicales favoritos, haciendo un análisis tan exhaustivo de las canciones y álbumes que prácticamente bizqueaba al leerlo. En cuanto a las escenas violentas son demasiado gore para mi gusto que hasta me han dado ganas de dejar de leer, si bien es cierto que obviamente son necesarias para saber hasta qué punto está de colgado este tío. Pero sin duda lo más curioso es cómo ha podido llegar a afectarme ligeramente en mi estado anímico, pues no podía evitar reflexionar sobre lo que había leído, sintiendo cierta opresión de tristeza. Eso sí, he de admitir que en algunos puntos el cabrón me hacía gracia con sus paranoias, como en un par de ocasiones en las que le da auténtica ansiedad porque piensa que no lleva bien el pelo.


En cuanto a lo discutido por todos los fans sobre si al final Bateman es realmente un psicópata o un psicótico (no me quiero meter en detalles para evitaros más spoilers) soy de las que prefiere decantarse por una mezcla de ambas, pues jamás podemos estar seguros debido a la sutilezas de ciertos detalles que nos pueden arrojar algo de luz sobre el asunto.
Decantarse sólo por la primera sería admitir que no hay problema en lo que hagas si vives en un mundo donde a nadie le importa una mierda lo que pase, lo que seas, o lo que hagas porque están tan muertos por dentro como tú... sería demasiado horripilante.

Es por esto que realmente es una pieza interesante, sobre todo desde el punto de vista psicológico pues, como digo, cada cual sacará sus propias conclusiones tras leer las entradas cada vez más erráticas que hace Bateman de su trayectoria. Es por esto que es uno de los personajes de ficción más jodidamente icónicos que existen, lo que me lleva a reflexionar sobre si su brillantez me cautiva o me inquieta.




Como apunte final señalar que usar el apellido "Bateman" para nombrar a este desequilibrado personaje es un clarísimo guiño a la película Psycho (Psicosis, 1960) y, sobre todo, al personaje de Norman Bates. De hecho, el propio Bateman nombra la película y la califica de decepcionante porque la escena de la ducha se ve claramente que es falsa.

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