Éste ha sido mi última
adquisición de los libros de Warcraft aunque ya hacía bastante tiempo que lo
había visto por internet en su idioma original. Visto casualmente en El
Corte Inglés estas navidades no pude evitar hacerme con él pero la verdad que
no me ha dejado tan buena sensación de boca como esperaba.
No sé si se debe principalmente a la evolución posterior de la
historia de Warcraft, en la que hay tantos personajes y entornos que es
imposible su memorización exacta. Sin embargo no he podido
dejar escapar algunas incoherencias que he encontrado en este libro con
respecto a la historia anterior al World of Warcraft, pero seguro que incluso
en las inmediatamente anteriores también las hay y yo no lo sé.
Para empezar primero he de decir en qué situación temporal tiene lugar
la historia que se nos cuenta aquí; La Ascensión de la Horda ocurre antes
de los primeros Warcraft teniendo como raza protagonista principal a los orcos
y cuenta, principalmente, en cómo se convirtieron en la terrible Horda que se
nos presenta en los juegos. Las otras razas con la que comparten el
protagonismo son los Drainei y los Eredar, que son lo mismo que los anteriores
sólo que los primeros son los que llegaron a Draenor huyendo de las legiones de
Sargeras y, en menor medida, los Ogros.
Todo ello contado desde la perspectiva de Durotan pero teniendo como
narrador a Thrall, quien siempre hará una breve introducción reflexiva al comienzo
de cada capítulo, pues nos muestran que está escribiendo toda la historia que
le ha ido contando su maestro Drek’Thar a lo largo del tiempo.
Aparecen en el libro héroes o personajes conocidos de la Horda que sin
duda conocisteis los que jugasteis a los primeros Warcraft o si habéis leído las novelas posteriores:
Blackhand, Orgrim Doomhammer, Grom Hellscream, Gul’dan, Ner’Zhul, Durotan
(padre del ex-líder de la Nueva Horda Thrall), Drek’Thar… También hay
personajes conocidos entre los Draenei como el Profeta Velen y algunos Naaru, a
la par que también entre las legiones demoníacas encontramos a Kil’Jaeden,
Archimonde o Mannoroth. En cuanto a entornos y localizaciones volveremos a
caminar por Nagrand (Oshu’gun), los Bosques de Terokkar y la Península del
Fuego Infernal, todas ellas en el planeta natal de los orcos, Draenor.
Sin embargo, a pesar de respetar al máximo los hechos históricos a
grandes rasgos es en algunos detalles donde pillamos las incoherencias surgidas
del intento por casar la historia moderna de un modo convincente con la antigua
que nos contaban en los manuales de Warcraft.
La más sonada entre los fans es la edad del propio
Hellscream (o Grito Infernal) pues era sabido que fue el primer orco en caer
esclavo de los demonios al probar la sangre de Mannoroth, que es el motivo por
el cual sean tan salvajes e implacables en la lucha. Aquí es ya jefe de clan y
Durotan hace especial hincapié precisamente en que es un orco muy joven pero
que puede intimidar a cualquiera con su forma de ser, ya algo rebelde e
indomable. Sin embargo hay que pensar que antes de que atravesaran el Portal
fue padre y eso indica, teniendo en cuenta su edad en Warcraft III que los años
no casan; seguramente se debe a que inicialmente no se pensaba en un Grom tan
joven, sino algo más maduro y al que le han añadido mucho después un hijo hasta
ese momento desconocido.
Tampoco me casan mucho las edades de Gul’dan (en el libro dicen que es
un joven aprendiz de chamán cuando aparecen Kil’jaeden y cía, pero cuando
termina han pasado sólo 7 años. En los juegos originales es un brujo anciano de
pelo blanco; ¿alguien me lo puede explicar? Bueno sí, tiramos de un hechizo que
le dejó viejo y ale, solucionado porque Grom con 45 tacos en WIII no tenía ni
canas), de Durotan ni de Orgrim, pero bueno, se puede coger por los pelos pero
también tendrían que ser apenas unos críos.
La forma de conocerse Durotan y
Draka me parece también cogida por los pelos y muy clásica; tío ve tía que
nunca había visto y resulta ser de su clan (de toda la vida y no la había visto crecer; Durotan, o te matabas a pajas y estabas ciego o no sé, pero no es normal en un clan tan pequeño que no os conozcáis todos, hostia), se queda
embobado, tía que se hace la estrecha pero enseguida se rinde a él, todo esto
siendo justo “adulto” Durotan y Draka sin tener la edad mínima para ser
cortejarla (en mi país eso es delito)… en El Señor de los Clanes ambos entablaban una conversación a
principios del libro que decían: “[…]si no hubiese alzado la voz contra Gul’dan
habríamos conservado nuestra posición de prestigio dentro de la Horda”, a lo
que Draka respondía […] “No habrías sido a la pareja a la que me hubiese
unido”, como dando a entender que se emparejaron después de que su clan,
Frostwolf, fuera exiliado y que esa fuera una de las razones que ayudó a la
madre de Thrall a emparejarse con Durotan, mientras que como he dicho en este
libro se emparejan antes siquiera de empezar la formación de la Horda. Tampoco
me cuadra mucho el tiempo de amistad entre Durotan y Orgrim, pues en El Señor de los Clanes parece como se hubieran hecho amigos durante la guerra, pero tampoco
lo especifican de ninguna manera, de modo que puede salvarse…
La forma de presentarse Medivh ante Gul’dan también ha sido modificada
un tanto, aunque ahora mismo no tengo delante el libro de El Último Guardián
para corroborarlo del todo y me baso en mi memoria, pero no fue exactamente
como lo ponen aquí y, la descripción que daban a la situación de la Horda de
fondo en este libro es muy similar pero hace imaginar algo distinto.
Está también el hecho de los semi-orcos fruto de la unión entre orco y
draenei, como Garona, cuyo nacimiento tuvo que tener lugar antes de atravesar
el Portal, básicamente porque lo hicieron movidos por la falta de draenei que
destruir (si no hay draenei ¿a qué te tiras?). Sin embargo, aquí no te
mencionan para nada casos de mestizaje, pues draenei que pillan draenei
que acaba sin cabeza.
Además de que la forma de describir a los personajes se ha vuelto muy
común y predecible en estas historias, no eran como antes; ahora ha quedado
reducido a que los malos son siempre mezquinos, feos y desagradables, mientras
que los buenos son todo candor, honorables y apuestos. ¿Qué pasa, que los malos no pueden ser guapos
(aunque sean orcos)?
Es un libro corto y fácil de leer y Christie Golden siempre ha
conseguido engancharte con la lectura hasta el siguiente capítulo en otros
títulos con temática de los orcos y del propio Thrall y lo consigue con este,
por lo que la culpa la tienen más bien los de Blizzard con la continua de
alargar su universo, intentando innovar manteniendo a los personajes actuales y
modificando continuamente sus biografías para evitar que las nuevas
generaciones vean las continuas incoherencias en su por otro lado increíble
universo, pero los veteranos recordamos… en general, me ha parecido flojillo,
aunque algunas partes están bastante interesantes.
Wuauuuuuu, que historias de World of Warcraft, se ven geniales!!! Pero es muy cierto Eiko, hoy día para que no se mueran las cosas que funcionaron un tiempo, sufren modificaciones hasta lo que no, para que sigan vigentes. Y mira, fans como tú, que de verdad aprecian las cosas, las buenas, se acuerdan de cada detalle, que yo creo que si les dices esto a los de World of Warcraft, lloran porque de verdad tienen fans que si aprecian su trabajo. Lamentablemente, ya vemos que hoy día, la moda es hacer reboots, porque agotaron la idea, y mantener todo vigente porque también se agotan las ideas. Sin embargo, un mundo como World of Warcraft, tiene un mundo que me gusta, por lo que he leido en tu blog, y la fantasía nunca pasa de moda.
ResponderEliminarSañudos!!!