Para todos los que me conocen es un hecho afirmado que adoro la película de Yo Robot (2004) dirigida por Alex Proyas y que tiene como protagonista a Will Smith (que interpreta al detective Spooner), aunque era plenamente consciente desde el momento en que la vi que no era una fiel adaptación al libro original de Isaac Asimov, muy conocido por sus obras de ciencia ficción pero sobre todo por sus obras de robots. Realmente, está basada en otra obra, Caliban, escrita por Roger MacBride Allen siguiendo el estilo de Asimov eso sí.
Hace años que me acerqué a la novela pero la abandoné, sin ningún motivo real, para ahora haberla vuelto a empezar y terminado de leer. Y he de decir que el libro me ha encantado, tengo mucho que comentar acerca de la misma e, incluso, sobre el propio film porque a mí me parece que bebe bastante (ojo, no he leído Caliban aún). ¿Empiezo?
Yo Robot es un compendio de varias historias diferentes que tienen a los robots como protagonistas recopiladas por un periodista de una revista de divulgación científica que entrevista a la ya anciana doctora Susan Calvin, la eminente robopsicóloga.
Este libro comienza como es habitual en todas las historias de robots de Asimov, con las Tres Leyes de la robótica que son la base para trazar el comportamiento ético de cualquier robot inteligente y que, recitadas de memoria, rezan así:
- Un robot no puede dañar a un ser humano o permitir, mediante su inacción, que un ser humano reciba daño.
- Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, siempre y cuando esas órdenes no entren en conflicto con la Primera ley.
- Un robot debe proteger su propia existencia, siempre y cuando esta orden no entre en conflicto con la Primera o Segunda ley.
Las Tres Leyes parecen sólidas pero es posible que entren en conflicto en la mente del robot, como le sucede a Speedy.
¿Es más importante obedecer aunque eso implique autodestrucción o viceversa?
Así vistas parecen unas sencillas reglas, ordenadas de mayor a menor importancia, bastante rígidas e inamovibles, pero implican mayores complicaciones en la mente del robot en cuestión. Precisamente Yo Robot es lo que nos plantea presentándonos diversos casos donde, por diversos motivos la mar de paradójicos o brillantes, los robots no funcionan tan bien como deberían o dan interpretaciones un tanto rebuscadas de dichas leyes, siendo el deber de los técnicos el averiguar qué es lo que provoca estas pautas del comportamiento.
Ejemplos de este caso serían las historias de los robots Speedy (cuento "Círculo vicioso") o Herbie (cuento "¡Embustero!") o Néstor (cuento "Pequeño robot perdido") que, curiosamente, pertenece a la misma serie que el robot Sony de la película (uno es NS-2 y mientras que el otro es un NS-5).

Esta base nos lleva a otra pieza clave del planteamiento general de la novela: ¿los seres humanos confían en los robots? ¿Es posible que un robot, si cada vez es más parecido al hombre, puede despertar sentimientos en los humanos? ¿Sentimientos como puede ser afecto entre sí? Recordad que, en la peli, el detective Spooner le recriminaba a Calvin el hacer a los robots cada vez más parecidos físicamente a los humanos y que son máquinas sin corazón ni sentimientos. Quizá debería leer "Robbie", el robot niñera.

Otro de los temas abordados es igualmente filosófico pero ya a un nivel individual; el robot busca el significado de su propia existencia e intenta entender el mundo que le rodea y, sobre todo, el lugar que ocupan tanto él como los seres humanos en el mismo. Y fíjate tú que precisamente las primeras palabras de Sony son acerca de esta reflexión, con la simple pregunta que le plantea al detective Spooner durante su persecución: "¿Qué soy yo?". El cuento más similar y con una resolución de lo más hilarante que he visto ha sido "Razón", teniendo como protagonista al robot Cutie, donde con intrincados diálogos utiliza la fría lógica para clasificar a los humanos por debajo de los robots al ser los segundos claramente superiores a nivel físico y racional que los primeros, lo cual impediría que fuera posible su creación a manos de ellos y encontrando su respuesta en el mismísimo Dios. Y ya si os digo que eso se lo comunica al resto de robots de la estación y que es considerado a partir de entonces como un Mesías... en fin, no hace falta que os recuerde el sueño que tiene Sony en la peli. El complejo de Frankenstein tiene también, como veis, su huequecito aquí.
Intentando convencer a Cutie de lo erróneo de su lógica montando un robot delante de sus ojos.
No servirá de nada.
Para terminar me gustaría añadir una reflexión que quedará sin remedio flotando en nuestras mentes una vez que acabas de leer el libro fijándote en la evolución de los robots (desde el primitivo Robbie hasta el último) y es la siguiente: ¿hasta qué punto se llega a definir a algo como "humano"?
Si queréis seguir con el tema, os recomiendo leer por ejemplo, "El hombre del bicentenario", cortito y de fácil lectura, a la par que bastante interesante, puesto que esa pregunta es la base de su historia.
No leí Yo, Robot, pero sí otra novela de Asimov de idea semejante a la película, la de un robot como principal sospechoso de asesinato, pero con una resolución del caso completamente diferente. Creo que era El Sol Desnudo.
ResponderEliminarUy hola!!
EliminarSí, el Sol Desnudo es también parecida, la verdad que no he leído ninguna y no puedo opinar, pero me apetecería mucho leer esas novelas.
Gracias por comentar ^^