1 de enero de 2012

[Análisis] Theme Hospital



Hace ya bastantes años que este juego llegó a mis manos y he de decir que es uno de los que más me gustan de todos los que tengo. Theme Hospital puede parecer obsoleto, pero en absoluto y, aunque no lo parezca, es realmente adictivo y complejo.


Arrancarlo en XP
No he experimentado ningún tipo de problema; lo he instalado y entrado a jugar directamente y me ha tirado, de modo que no ha hecho falta poner el modo compatibilidad ni desactivar el Directdraw como pasaba con el juego de Egipto: 1.156 A.C.


Siéntete como un Dios
Theme Hospital es un simulador desarrollado por la ya desaparecida Bullfrog Productions en 1.997 que te permite diseñar y operar un hospital. Como en otros títulos de la compañía, el juego es aderezado por un sentido del humor un tanto excéntrico y, en ocasiones, algo negro, pero totalmente desenfadado.


El juego está dividido en fases representadas en un tablero de juego de mesa. Pero en todas ellas comenzaremos con un edificio sin nada y tendremos que ir construyendo las consultas y contratando el personal. Para ello, dispondremos de un capital por defecto y tendremos que administrarlo bien si no queremos meternos en préstamos. A la hora de contratar al personal, la interfaz  nos mostrará los profesionales interesados y nos darán una descripción del mismo: nivel de estudios, de habilidad, salario, especialidades (sólo en médicos) y personalidad. Tendremos varios tipos de personal: recepcionistas (si no contratamos como mínimo a una careceremos de visitas), bedeles (que se encargarán del mantenimiento de plantas, maquinaria y limpieza), enfermeras y médicos.

Cuando comience el nivel nos darán un tiempo limitado sin visitantes para ir adecentando el edificio: tendremos que contratar al personal, construir las distintas consultas y añadir mobiliario como bancos, máquinas de bebidas, plantas, radiadores, etc.
Para triunfar se nos exigirán una serie de objetivos distintos que irán dependiendo de cada nivel pero que quedan reducidos a: curar a un número determinado de personas, alcanzar cierto nivel de reputación, alcanzar un valor por nuestro hospital estipulado, etc. 

Da igual lo que nos pidan, debemos conseguirlo antes que cualquiera de la competencia o habremos perdido. Y la cosa se va complicando conforme avanzamos, pues nos enfrentaremos a terremotos o epidemias, algo que complicará sobremanera nuestros propósitos pero que, si superamos, nos empujarán al éxito.

Conforme vayamos jugando irán apareciendo nuevas enfermedades y descubrimientos, de modo que nuestro hospital crecerá y tendremos que adquirir otros edificios para no quedarnos obsoletos o defraudar y perder pacientes.

Pacientes exigentes con enfermedades... ¿exóticas?
Como ya he dicho, este juego peca de humor y es que las enfermedades que padecen nuestros clientes son puramente ficticias y ridículas, como los pacientes cabezudos o los que tienen una hiper lengua que se miran bizqueantes u hombres invisibles de lo más creíbles casi clavaditos al propio Dr. Griffin.
Eso nos da igual, pues se trata de que estén cómodos y se les haga amena la estancia en el hospital; deberemos procurar que no les falte bebida ni pasen frío o soporten largas colas para todo, porque eso les hará enfurecer y marcharse del hospital, algo que dañará nuestros bolsillos y reputación, reduciéndose el número de visitas en nuestro centro.
Los iconos que aparecen en sus cabezas nos ayudarán en esto pues nos indicará cómo se sienten para poder ayudarles o evitar males mayores.



La fórmula del éxito
Pero no todo queda reducido a eso y es que necesitaremos de todos nuestros sentidos para que no se nos escape ni una y poder salir victoriosos del trance. Habrá momentos en que veremos que, a pesar de curar a mucha gente y que nuestro hospital brille de limpieza, nuestra reputación bajará por los suelos. Es entonces cuando debemos pensar que algo se nos pasa y no vemos; quizás los precios de los tratamientos y análisis sean demasiado caros (obviamente, es un hospital privado, como sucede en América) y tendremos que bajarlos para que la gente se ponga contenta. 

Puede que, de pronto, un paciente vomite y que el resto le imite, convirtiendo el hospital en un auténtico vertedero (las ratas son muy divertidas de matar pero mejor que no aparezcan), por lo que debermos estar pendientes de nuestros bedeles y hacerles trabajar más, lo que también puede ocasionar que su ánimo baje y pidan un aumento.
Deberemos mantener a nuestros empleados contentos y descansados para que su trabajo sea óptimo: podemos concederles pluses o subidas de salario para ayudar a ello.
Cuando el diagnóstico de los pacientes termina se nos remite un fax y se nos pide qué hacer con ese paciente: si vemos que el % de curación es demasiado bajo quizás sea mejor mandarlo a su casa y evitar una posible muerte o, ¿por qué no? encasquetárselo a la competencia.

En todo momento podremos saber cómo vamos consultando las distintas gráficas que nos ofrece el juego o ver nuestros movimientos en el libro diario que nos ofrece el apartado financiero. Siempre podremos hacer ajustes aquí y allá si lo creemos oportuno, algo que puede ser decisivo.


Recompensas
Cada vez que termine el año nos aparecerán una serie de estadísticas para ver cómo nos va en nuestra cerrera y, además, dependiendo de cómo lo hallamos hecho, recibiremos trofeos que tendrán como premio dinero en metálico o aumento de reputación (hospital muy limpio, más curaciones que muertes...) pero ¡ojo! que si lo hemos hecho de culo, también recibiremos otros trofeos a la vergüenza, que pueden suponer pérdidas de dinero o reputación. Así que cuidadito.


Gráficos, música y otros ajustes
Los gráficos son antiguos pero no rudimentarios, no quedan obsoletos y son muy simpáticos, acrecentando el humor en las situaciones oportunas. 
La música es pegadiza y amena, aunque podremos quitarla si lo deseamos, al igual que los efectos sonoros.
Podremos variar la velocidad del juego a más o menos velocidad para adecuarla a nuestro ritmo.


Conclusión
Theme Hospital es un juego muy divertido y adictivo al que no le afecta el paso del tiempo. Es muy desenfadado y nos hará pasar buenos ratos siempre y cuando sepamos llevar el negocio. Ofrece muchos ajustes y posibilidades para mejorar el resultado, aunque conviene guardar a menudo por si acaso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario