24 de julio de 2014

[Crítica] Predator: Big Game (1992) [1-4]

 

 
"Un Predator se oculta en el desierto de Nuevo México, muy cerca de un acuartelamiento de EE.UU. Ahí comienza uno de los episodios más emocionantes, donde el guerrero y cazador alienígena iniciará su Big Game (Caza Mayor) particular. La tecnología y su fiereza natural le convierten en un enemigo especialmente peligroso, pero... ¿habrá alguien capaz de sorprender a este Predator?"


En esta ocasión voy a ir directa al grano, de sobra sabéis la cantidad de entradas que tenéis sobre Depredador y de los cómics que le tienen como protagonista que hay por el blog al igual de mi parecer sobre la oficialidad relativa de estos mismos cómics.


Sin embargo la historia de Big Game es otra de las que me ha gustado por varias razones que iré detallando un poco más a continuación. 
Al igual que ocurría con la serie Nostromo de 1989 la miniserie consta de cuatro números y en sus páginas de nuevo el cazador espacial hace su aterrizaje en la Tierra con deseos de encontrar adversarios dignos contra los que medirse.
Sin duda aquel que le va a plantar cara será el mestizo Enoch Nakai, un joven cabo reservado y con agudos sentidos innatos que ya desde un principio sentirá que algo no va bien en el desierto cercano a su base, temores que acabarán siendo confirmados con la puesta en escena del cazador asesinando delante de sus ojos a uno de sus compañeros.

A pesar de todos los esfuerzos de Nakai por intentar advertir a sus superiores éstos no toman medidas hasta que la criatura no vuela, literalmente, la base por los aires y hasta que varios habitantes del pueblo cercano aparecen asesinados en extrañas y macabras circunstancias.
A partir de entonces empezará una cacería por parte de los militares contra el extraterrestre, aunque sólo Nakai será aquel que conseguirá tener alguna oportunidad contra él.


Otra serie que me ha gustado bastante como ya dije, puesto que perfectamente podría pasar como una historia del estilo de las pelis de Predator. Algunos planteamientos de la misma son novedosos, como por ejemplo, que los humanos hayan localizado la nave del cazador, aunque por otro lado plantea la pregunta de cómo es posible que lo hayan conseguido si normalmente la nave queda en órbita terrestre y, en cualquier caso, cuenta con sistema de camuflaje.
Lo más entretenido de todo es, como siempre, ver cómo el Depredador encara los líos en los que se va metiendo. Me gustó especialmente el punto en el que acaba con uno de los militares, que van equipados también con visión térmica y acto seguido toma el arma del cadáver para no llamar la atención... protagonizando un momento bastante cómico hasta que aprende a manejar el fusil.


El guión corre a cargo de John Arcudi mientras que el dibujo, entintado y color corresponden, por orden, a Evan Dorkin, Armando Gil y Julia Lacquement. Todo bastante decente aunque no me gusta tanto como el de la Serie Nostromo.



Ya ha quedado claro que si os gustan las pelis de Depredador este cómic demuestra estar a la altura en lo que ofrece, tanto por historia como por ilustración.


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