Con cierto retraso, como es habitual en mí, por eso de evitar insoportables aglomeraciones de personas y por otras razones que no vienen al caso, puedo decir por fin, tras semanas estando alerta al entrar en las redes sociales para evitar posibles spoilers, que he visto el último y nuevo episodio de Star Wars: El Despertar de la Fuerza.
Por cierto ¿cuánto ha sido de intenso el bombardeo que hemos sufrido en la televisión, internet y otros tantos medios de comunicación? ¿Cuántos productos y juguetes han sacado con los personajes de la nueva película de Lucas Disney y de las anteriores? No, en serio, ha sido brutal la campaña publicitaria que se han marcado y la expectación que han generado, teniendo a fans y no fans de la saga en ascuas hasta el día de su estreno, 18 de Diciembre. Eso sin contar con todo aquello que ya salía en los meses anteriores.
¿Para mí ha merecido tanto la pena la expectación y la espera? Y yo soy de esas que, normalmente, arquea una ceja cuando ve algo nuevo de sus historias favoritas, sobre todo si llevan las riendas otros diferentes a los originales... contestando a la pregunta que planteo al principio del párrafo diré... NO.